Un viaje sin retorno

Sin retorno. Sin billete de vuelta. Ojalá mi viaje de ayer hubiese sido así. En primera clase gracias a Partidos Históricos de Balonmano, el rincón en el que Eduardo Romero recupera y archiva con cariño y esmero las joyas de nuestro deporte.

Allí estaba de nuevo, en el Palacio de Deportes de Granollers. En donde apenas hacía tres semanas había visto un Granollers-Anaitasuna de la Liga Asobal. Pero todo era diferente. Ya no era martes 3 de diciembre de 2013, sino 6 de junio de 1993. Habían pasado veinte años, aún así, comencé a disfrutar del paisaje como si volviese a tener dos años, los mismos que cuando se jugó el partido que acaparaba toda mi atención.

La voz del balonmano, aquella que narró el primer oro mundial de nuestro deporte. Luis Miguel López. Su voz y La 2 de Televisión Española. Música para los oídos. Qué tiempos. Ahora “sufrimos” por ver balonmano en nuestros televisores.

Sobre la pista, el Balonmano Granollers y el Grupo Deportivo Teka. En juego, el título de campeón de la Liga Asobal 92-93. El segundo partido del play off con un pabellón abarrotado. 5.500 personas en las gradas, y muchas de Santander.

Junto a Luismi López, Cecilio Alonso. Y a pie de pista, Xavi Díaz entrevistando a un jovencísimo Manolo Montoya y a Emilio Alonso sesenta minutos antes de otorgar al balonmano cántabro la primera liga del Teka.

Atavin. Kisselev. Etxaburu. Jordi Núñez. Olsson. Luisón García. Mateo Garralda. Talant Dujshebaev. O Jakimovich, el hombre del partido. Ahora, viejas glorias, mitos y leyendas del balonmano nacional e internacional. Hace 20 años, magia sobre una pista de balonmano.

Hasta los árbitros eran de lo mejor, como de los que ya no quedan, dirían algunos. Por carisma, sobre todo. Ramón Gallego y Pedro Lamas, con la final olímpica en Barcelona’92 a sus espaldas.

“El play off da este espectáculo”, afirmaba Luismi López unos segundos antes del pitido inicial. Sesenta minutos de puro balonmano. En vez de contarlo, recomiendo que cada uno lo disfrute.

Pero lo mejor, lo que llamó mi atención por encima del resto, fue lo que estaba fuera del 40×20: El Mundo Deportivo, Gatorade, Lu, Flor, Artiach, Bimbo, Sköda auto, Danone, Cola Cao, Estrella Damm, La caixa, Coca-Cola, Barilla, Antiu Xixona, Martini, Ausonia, ATO, Banc Sabadell, Levi’s, Eminad, La mutua, La vallesana, Osborne… Más de una veintena de patrocinadores que “decoraban” las gradas del Palacio de Deportes de Granollers. Ahora es impensable esa imagen en muchos pabellones de balonmano. Además, Isostar… ¡en la vestimenta de los colegiados!

Comentarios técnicos y anecdóticos por parte de Luis Miguel López, Cecilio Alonso y Xavi Díaz. Ese 6 de junio de 1993 era la primera vez que el Palacio de Deportes de Granollers colgaba el cartel de completo en un partido de la Liga Asobal. “Desde hace cuatro días están todas las entradas vendidas”, apostillaron. Increíble, porque ahora completar el aforo para un partido de balonmano en España es casi misión imposible, ni la final el pasado mes de enero del Campeonato del Mundo en el Palau Sant Jordi de Barcelona lo logró.

Además, la afición vallesana acababa de recibir la semana anterior el premio otorgado por la Real Federación Española de Balonmano como “mejor afición” de España. El ambiente y los cánticos durante los sesenta minutos de partido fueron la mejor prueba de ello.

En la pista, cada uno de los jugadores continuaba ofreciendo su mejor versión. El marcador ajustado obligaba a Cecilio Alonso a afirmar: “Nadie se despega, hay alternativas y eso es bueno para el balonmano”.

Unas últimas clases magistrales de Luisón García desde el pivote… y primera Liga Asobal para el Grupo Deportivo Teka, con un 22-25 en el marcador.

La emoción de Olsson, las lágrimas de Emilio Alonso, las palabras de Juan Francisco Muñoz “Melo” (“Ojalá todas las ligas sean así de competidas, porque eso es bueno para el balonmano”) y el cierre de Luismi López pusieron fin a mi viaje, que por desgracia, tenía billete de vuelta a la realidad que vive el balonmano español.

Por Nuria Lago (@nurlago)

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